miércoles, 24 de marzo de 2010

El desafiamiento modernista (s. VIII y IX) y los nuevos géneros


Durante los siglos VIII y IX se produce el mayor esplendor de la cultura y la literatura árabe. Ello se debe a que la coyuntura es buena: el imperio está unido y centralizado. La capitalidad es trasladada de Damasco a Bagdad, que se convierte en un importante foco cultural. Podemos hablar de un ambiente plural y abierto, que contrasta con el período Omeya. 
En la etapa Abasí se empiezan a traducir al árabe obras filosóficas y científicas de la Grecia clásica. La cultura persa también tiene mucha influencia, de hecho muchos secretarios de estado son persas. Su prestigio es tan grande, que se convierten en una gran influencia en el Estado. Desarrollan una ideología del amor que se llamó Suubiyya (nacionalismo antiárabe). Reclama la superioridad de la raza persa frente a la árabe. La suubbiya va a utilizar una estrategia perversa que consiste en atacar los viejos valores árabes de la tradición beduina del desierto. Imponen los valores de una sociedad urbana, próspera y refinada.

El género amoroso va a ser precisamente el campo de batalla favorito donde los persas van a dar rienda suelta a la subbiyya. Esta operación de acoso y derribo la levaran a cabo los poetas persas de la tendencia modernista.

El modernismo se caracteriza por la brillantez formal que da lugar a una nueva retórica de los modernos. Aparece la metáfora y la antítesis. Se abandona el viejo vocabulario de los beduinos del desierto y las comparaciones. Surge el género descriptivo, báquico (vino), ascético (reflexiona sobre la necesidad de ser sobrio en esta vida). Dentro del descriptivo encontramos el floral, cinegético (caza) y arquitectónico. Además surge el género gazal (amoroso), con sus diferentes temáticas.

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