Su técnica narrativa es de aplazamiento de una ejecución que se va dilatando, y también de encajonamiento porque unos cuentos están dentro de los otros. A los cuentos de Las 1000 y una noches no le dieron importancia los árabes hasta que un escrito famoso tradujo los cuentos al francés. Era Galland (m. 1717). Así suscitó interés en los occidentales y de rebote en los árabes.
Las 1000 y una noches en realidad son un monumento al Muyun (género obsceno) porque hay muchos detalles obscenos y éstos son los más leídos. El erotismo también está presente en todos los cuentos. La propia trama es erótica, consiste en seducir a un hombre por medio de la palabra. Es una lucha entre el amor y la muerte.
Es una obra al feminismo que se ve en aspectos como la solidaridad y la iniciativa. La mujer toma la iniciativa en el curso de los acontecimientos y en el acto sexual. La mujer es insaciable en el sexo, se muestra libidinosa. En estos cuentos se representa el triunfo de lo eternamente femenino sobre el varón. En las 1000 y una noches se desarrolla el género del parangón. Hay muchos paragones entre mujeres: la gorda y la flaca, la rubia y la morena, amor a un hombre con barba y a otro lampiño, etc.
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